Las joyas del Renacimiento
El Renacimiento supuso una revolución cultural muy profunda, que alcanzó a todas las artes y también a las joyas y a las técnicas de joyería.
En el Renacimiento, la tecnología de las joyas permitió tallar piedras preciosas de mayor dureza, y realizar adornos en arquitectura, iglesias y palacios, templos y mezquitas utilizando columnas y elementos de piedras semipreciosas como la malaquita, el alabastro, lapislázuli y otras piedras de valor, tanto en Europa como en el medio Oriente.
El Renacimiento destaca por un rico colorido, se desarrolla la moda y el diseño en el vestir y en joyería, en la Pintura, la escultura y Arquitectura se sustituyen los temas religiosos por otros clásicos y naturalistas.
En la joyería, se extiende el uso del colgante combinado con perlas irregulares (barrocas), esmaltes y gemas y se ponen de moda broches con un retrato en miniatura, cadenas, colgantes y cinturones con gemas incrustadas.
En el siglo XV las joyas adquieren una gran importancia en la moda, los trajes de terciopelo y de seda (en ambos sexos), son bordados junto con perlas y piedras preciosas.
Los artistas eran multidisciplinares, lo que produjo una relación entre la pintura, arquitectura y escultura que se extiende a la joyería.
Pintores y escultores geniales realizan diseño de joyas, los cuales se difundían por toda Europa, creando un estilo internacional de diseño de gemas.
Al comienzo del siglo XVI, España fue el más importante centro joyero, por la cantidad de oro, plata y piedras preciosas procedentes de las colonias americanas y el comercio de gemas con el resto de Europa.
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